viernes, 20 de enero de 2012

Marginación en salud mental

asistencia sanitaria

Marginación en salud mental

La inversión sanitaria para el abordaje de las enfermedades mentales es muy inferior a su alta prevalencia y elevada carga asistencial. España no llega a la media europea.

Manu Mediavilla / Madrid
Actualizado 13.01.2012 - 11:54

La lacra sobre los efectos de la educación, en niños, o de acceso al empleo, en mayores, es un lastre para la atención a estos pacientes.

0 comentarios2 votos "Las enfermedades mentales, lamentablemente, no constituyen todavía una prioridad para políticos ni para la sociedad en general". La queja es de Celso Arango, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam, dependiente del Instituto de Salud Carlos III) y secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB). Y su fundamento, la escasa inversión sanitaria en un área con muy altos costes asistenciales, laborales y económicos, pero también personales, familiares y sociales.
Así lo evidencia el informe Presente y futuro de las enfermedades mentales más prevalentes, realizado por el Instituto de Estudios Médicos Científicos (Inesme) y coordinado por Arango, que cifra la inversión media europea en el abordaje de esas enfermedades en "solo 7 euros de cada 100" destinados a salud. Además, como apunta Jesús Honorato, presidente del Inesme y catedrático de Farmacología de la Universidad de Navarra, España marcha en el furgón de cola continental con sus 5 euros, lejos de países como Luxemburgo (11) o el Reino Unido (13). Y ello, insiste Arango, a pesar de la elevada carga asistencial de las patologías psiquiátricas. El Instituto de Salud Carlos III calcula que el 30% de la discapacidad que se registra en España está motivada por ellas, mientras que los tumores malignos y las enfermedades cardiovasculares representan el 15% y el 12% respectivamente. Incluso sumando estas dos últimas, remarca el experto, su impacto social, asistencial y médico no llegaría al de las neuropsiquiátricas, que engloban a las enfermedades mentales y las neurológicas.
El impacto es aún más evidente cuando ese escenario se completa con otros datos. Uno, su alta prevalencia, ya que una de cada cuatro personas padecerá una enfermedad mental a lo largo de su vida. Otro, la pérdida de productividad que generan, dado que un tercio de los años vividos con discapacidad se atribuyen a trastornos psiquiátricos. Y un tercero, su carga laboral y económica, toda vez que constituyen el 40% de las enfermedades crónicas.

Por si fuera poco, los problemas de salud mental suelen conllevar un invisible precio personal. Como señala Honorato, el informe "pone de relieve el estigma asociado a las patologías mentales que todavía perdura en nuestra sociedad", que se traduce en que "las personas afectadas huyen de su propia condición ante el rechazo social". De ahí que la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud establezca entre sus objetivos prioritarios la necesidad de erradicar ese estigma -que se extiende a las terapias-, para lo cual el presidente del Inerme aboga por la "colaboración e implicación de todos", desde autoridades y personal sanitario hasta la ciudadanía.
La crisis económica no contribuye a mejorar este escenario, pero si bien puede ser complicado pedir una mayor financiación, no debe impedir, recalca Arango, que se reclame "un reparto más justo de la existente". Máxime cuando la propia crisis está siendo un auténtico caldo de cultivo de problemas mentales, que ya se está reflejando en un aumento de casos en las consultas, sobre todo de trastornos de ansiedad, que según algunos estudios podrían afectar a seis millones de españoles. De todos modos, aclara, no deberían confundirse con otros problemas cotidianos, pero no patológicos, derivados de la necesidad de adaptación a situaciones adversas como el desempleo, los apuros económicos o el frecuente sentimiento de soledad que acompaña a tales reveses laborales y financieros.

La crisis tampoco ayuda a enfrentar otro desafío clave para poder erradicar el estigma y la discriminación: el acceso al empleo de las personas con alguna enfermedad mental, que, como subraya el coordinador del informe, podrían "trabajar parcialmente" según sus posibilidades, con el consiguiente beneficio personal -al mejorar su autoestima- y social.
Arango anima también a acabar con el mito de que la enfermedad mental es ajena a la infancia, ya que muchos menores sufren en silencio su ambiente vital y el 11% de la población infantil está en riesgo de desarrollar problemas de salud mental.

3 comentarios:

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kelucia dijo...

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Abogado Málaga dijo...

Un blog muy interesante, sobre todo porque trata temas que a veces no nos paramos a pensar..como es este, de inversión en salud mental..yo creo que muchos desconocemos los problemas que puede traer consigo una mala gestión de la salud mental de una persona..espero que lecturas como éstas ayuden a reflexionar sobre este tema...